sábado, 11 de febrero de 2017

ALGUNOS TEXTOS SOBRE EL CACIQUISMO EN ESPAÑA




"Existió lo que pudiera denominarse una regionalización del pucherazo. En Levante era muy socorrido el expediente de adelantar las horas de la apertura y cierre de los colegios. En Galicia se ponía a prueba la agilidad de los electores suspectos de antigubernamentalismo, colocando las urnas en pajares elevados, en los cuales llegaba a prescindirse a veces de las necesarias escaleras. En Andalucía se sentía una especial debilidad por la resurrección de los muertos en las listas de los votantes, en tanto que en la Villa y Corte era normal el recurso de las pandillas de maleantes para aporrear a los inocentes votantes que albergaban el ingenuo propósito de dar su confianza a los miembros de la oposición."

"Colocado en Madrid el hombre idóneo, llegaba la hora de las prebendas y de las compensaciones. Gobierno y candidato triunfante se desvivían por satisfacer las demandas, gracias y peticiones que en nombre propio y de su clientela les solicitaba el cacique, indispensable tanto para el Gobierno como para sus conciudadanos, que muy fundadamente veían en él al dispensador de mercedes y también de servicios útiles para toda la comunidad"
"En una de sus visitas a su feudo, las Alpujarras granadinas, Natalio Rivas, llegó al clímax de la exaltación caciquil por alguno de sus protegidos, éstos llegaron a gritar incesantemente como remedio para todos sus males: Natalio colócanos a todos."


“El cambio de autoridades en los meses que se celebraban elecciones era utilizado por el gobierno para asegurar el triunfo de su candidato. La confección de las listas de electores en la época del sufragio era causa frecuente de fraude pues voluntariamente se excluían electores opuestos a los candidatos ministeriales. La emisión del voto podía verse interferida por distintas gamas de coacciones sobre la persona del votante. La coacción física, la coacción económica e incluso el cambio de papeletas en el último instante por la mesa electoral llegaron a utilizarse con frecuencia. El escrutinio en el colegio no se limitaba en muchas ocasiones a contar y transcribir en el acta electoral el número de votos emitidos, sino que se trastocaba éste, suplantándose las papeletas unas por otras, haciéndose figurar finalmente en el acta los resultados apetecidos. Los últimos pasos del proceso de pucherazo podían consistir en el robo, ruptura o destrucción y cambio de las actas de la elección, así como en la deliberada transmisión errónea de los datos a la capital provincial."

"En un pueblo se dio permiso a los vecinos para entrar en un monte, hace una corta de árboles, prestándose después una denuncia contra ello, a fin de poder llamarles y decirles: si no votáis al candidato ministerial, estamos en el caso de formaros una causa criminal. En Carballo, el presidente adelantó una hora el reloj, y a las once anunció que quedaba cerrada la votación. Así consiguió que no votase la gran masa de electores. Obtenido este resultado, bajo el pretexto de conservar el orden, llamó a la guardia civil para que despejase la sala, amenazando con la cárcel a los que insistiesen en querer votar."

 "Se llegó a lo grotesco hasta el punto de instalar colegios electorales en el local de los círculos pertenecientes al partido dominante, prohibiéndose la entrada a todos los que no eran socios. Un brigadier, candidato ministerial por el distrito de Berga, que obtuvo más de un millón y medio de votos por más que aquel distrito no tenga más de algunos miles de habitantes."

 Todos los textos tomados de "El caciquismo en España". Cuadernos de Historia 16.

"Se confeccionan las listas de electores poniendo algunos nombres reales entre una multitud de nombres imaginarios, y sobre todo nombres de difuntos La representación de estos últimos se da siempre a agentes disfrazados de paisano para ir a votar.  El autor de estas rayas ha visto muchas veces cómo su padre, muerto ya hace algunos años, iba a depositar su voto en la urna bajo la figura de un basurero de la ciudad o de un sabueso de policía, vestido con un traje prestado. Los individuos que componen las mesas de los colegios electorales presencian muy a menudo semejantes transmigraciones de las almas de sus propios padres [...]"                                                                                      Valentí Almirall: "España tal como es". 
"En el distrito de Leiro lucha otro candidato liberal  …. Allí se cambia de local en los momentos de empezar la elección y para entrar en el colegio hay que subir por una escalera de mano. Al primer elector que sube se le rompe la cabeza con un palo; se reclama el auxilio del juez municipal y de la Guardia Civil y negado éste, y precedidos de un notario que da fe de tan brutales hechos, los electores se retiran. La Diputación dice que esto no afecta a la elección y que el verdadero diputado es el ministerial (...)"
                         Intervención del diputado Sr. Merelles en el Congreso. 1 de febrero de 1881. 

“Con esto llegamos como por la mano a determinar los factores que integran esta forma de gobierno y la posición que cada uno ocupa respecto de los demás. Esos componentes exteriores son tres: 1º, los oligarcas (los llamados primates, prohombres o notables de cada bando que forman su “plana mayor", residentes ordinariamente en el centro); 2º, los caciques, de primero, segundo o ulterior grado, diseminados por el territorio; 3º, el gobernador civil, que les sirve de órgano de comunicación y de instrumento. A esto se reduce fundamentalmente todo el artificio bajo cuya pesadumbre gime rendida y postrada la Nación. Oligarcas y caciques constituyen lo que solemos denominar clase directora o gobernante, distribuida o encasillada en “partidos". Pero aunque se lo llamemos, no lo es; si lo fuese, formaría parte integrante de la Nación, sería orgánica representación de ella, y no es sino un cuerpo extraño, como pudiera serlo una facción de extranjeros apoderados por la fuerza de Ministerios, Capitanías, telégrafos, ferrocarriles, baterías y fortalezas para imponer tributos y cobrarlos. [...] En las elecciones […] no es el pueblo, sino las clases conservadoras y gobernantes, quienes falsifican el sufragio y corrompen el sistema, abusando de su posición, de su riqueza, de los resortes de la autoridad y del poder que para dirigir desde él a las masas les había sido entregado.”

  Joaquín COSTA: "Oligarquía y caciquismo como la forma actual de gobierno en España: urgencia y modo de cambiarla". Memoria de Sección sometida a debate del Ateneo de Madrid, en marzo de 1901, Establecimiento Fortanet, Madrid, 1901.

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