domingo, 13 de enero de 2019

RESUMEN DE LA ECONOMÍA Y SOCIEDAD DE ESPAÑA EN EL SIGLO XIX



Demografía

Por las mejoras sanitarias y en la alimentación, la población española pasó de 11 millones a inicios del siglo, a 18 a finales. Es decir, un crecimiento importante, pero no tanto comparativamente (en Gran Bretaña durante el mismo periodo se pasó de 11 millones a 37 mill.).  Esta diferencia se debió a que en España la mortalidad no bajó tanto y se mantuvo alta (Guerras de la Independencia y carlistas, hambrunas, emigración a América…). Se aumentó la esperanza de vida, que pasa de 29 a 50 años.
Hubo éxodo rural, del campo a las ciudades, pero limitado por el lento desarrollo industrial. El desarrollo industrial trajo la aparición de barrios burgueses, llamados ensanches, que se construyeron en torno al casco antiguo tras derribar las murallas medievales, y también la aparición de los barrios obreros, con viviendas de baja calidad en las periferias urbanas. Como las ciudades no pudieron ofrecer trabajo a toda la población que llevaba, hubo una gran emigración ultramarina, hacia Argentina, México, Cuba y Brasil, a finales del S. XIX.


La agricultura y la ganadería

 Siguiendo las ideas ilustradas del siglo XVIII, los gobiernos liberales del siglo XIX hicieron reformas liberales en el campo. La mayoría de estas medidas se tomaron durante las Cortes de Cádiz y durante el Trienio Liberal, pero fueron anuladas por Fernando VII sin llegar a aplicarse. Finalmente se aplicaron definitivamente durante la regencia de María Cristina:
- Fin de los mayorazgos o desvinculación de los mayorazgos, que se convierten en propiedad privada y entran en el mercado como una mercancía más.
- Fin de los privilegios de la mesta, pues limitaba la expansión agrícola.
- Fin de los señoríos, que se convierten en propiedad privada  y los siervos se convierten en jornaleros. 


- Fin de las tierras amortizadas o desamortización, expropiación y venta de las tierras en manos muertas. Hubo dos desamortizaciones por los gobiernos liberales: la eclesiástica de Mendizábal en 1836, y la Civil de Madoz en 1855. Aunque sólo se cambió de dueños (de manos eclesiásticas y ayuntamientos a ricos terratenientes y alta burguesía y se recaudó menos dinero del esperado), con la primera desamortización se financia la deuda pública, se gana la guerra carlista y se asienta el liberalismo, y con la segunda se desarrolla el ferrocarril.
Resultado económico fue la extensión de la superficie cultivada (se pasa de de 20 a 45 mill. de hectáreas cultivadas) y el aumento de la producción, pero no de la productividad. Esto trajo como consecuencia la bajada de los precios de los productos agrícolas. La agricultura sigue siendo la principal actividad económica. Se caracteriza en este tiempo por el estancamiento, pues no se incrementaron durante este período los niveles de productividad, que aún estaban muy por debajo de los europeos, el atraso técnico, ya que no se introdujeron las novedades puestas en práctica en otros países (fertilizantes, mecanización, regadíos...), y la conflictividad social, debido a la estructura de la propiedad de la tierra. Los cultivos seguían siendo los tradicionales mediterráneos: vid, cereales (40 % de los cultivos) y olivar. Ni siquiera, los policultivos ni la introducción de la patata o el maíz suponían un porcentaje significativo. El autoconsumo provocaba constantes crisis de subsistencias, sobre todo en las zonas no portuarias, por la deficiente red de comunicaciones. Ante el crecimiento de la población a lo largo del S. XVIII, la subida de precios del grano provocaba hambrunas y mortalidades entre la población campesina. La población rural se va reduciendo, pero sigue siendo mayoritaria en 1900. La ganadería española experimentó un retroceso, al reducirse los privilegios de la Mesta y perderse las tierras comunales de los ayuntamientos, que servían como pastos.
A nivel social las consecuencias fueron: la burguesía compra tierras y se une sus intereses a los de la nobleza terrateniente; como no hay reparto de tierras a los campesinos, éstos se convierten en jornaleros; como jornaleros su situación laboral es muy precaria, hay frecuentes revueltas rurales; la bajada de precios lleva a la ruina a los pequeños campesinos; Muchos acaban emigrando a las ciudades o a otros países (la población rural se va reduciendo, pero sigue siendo mayoritaria en 1900).



La industrialización: minería, industrias y ferrocarril

España no conoció durante el siglo XIX una revolución industrial análoga a la operada en Europa Occidental. Si se produce, en cambio, un proceso de inicial despegue y posterior equipamiento industrial, aunque limitado, tanto en su localización geográfica regional como en los sectores industriales productivos. Las razones de la lenta y defectuosa industrialización española se justifican:
-- Bajísimo nivel de vida de los españoles, especialmente el campesinado, que no demandaban productos industriales (salvo una modesta producción industrial).
-- La falta de fuentes de energías abundantes y baratas (carbón de mala calidad) y materias primas difíciles de extraer.
-- Inexistencia de un mercado organizado por falta de una red viaria y de comunicaciones que facilitara la relación centro-periferia. El comercio por su parte, debido a los numerosos aranceles internos, vio como se encarecía el precio de los productos vendidos.
-- La falta de inversión por los que tenían capital en la actividad industrial, invirtiéndose en empresas no industriales más seguras y rentables: la tierra, el ferrocarril o la Deuda Pública. Aquí, las desamortizaciones desviaron mucho capital, que podrían ir a la industria. Por otro lado, tampoco se contó con una Hacienda saneada que se convirtiese en inversora. Tampoco fue posible la creación de un sistema bancario y financiero privado moderno, ya que hasta 1856 no apareció el Banco de España.
-- Ausencia de una mano de obra suficiente, ya que el campo seguía absorbiendo gran parte de la mano de obra existente, al estar atrasado y poco mecanizado.
-- La ausencia de inventores y burguesía con espíritu de riesgo y de innovaciones.
-- La ausencia o insuficiencia de una política que fomentase la industria nacional. La política económica de los gobiernos liberales no fue decididamente proteccionista.



La Ley de minas de 1825 reservaba para la corona la propiedad de los yacimientos, pero la falta de capital hizo inviable este sistema.  Así, Ley de minas de 1868 libera el sector y trae inversión extranjera, todo orientado a la exportación y controlado por compañías extranjeras. A cambio el Estado consigue ingresos de estas compañías. Se desarrollaron las minas de carbón de Asturias y Cantabria, el hierro en el País Vasco, el mercurio en Almadén (Ciudad Real), el plomo en la Sierra Morena y el cobre en Riotinto (Huelva).
A pesar de las dificultades, hubo cuatro focos de industrialización en España, dos de ellos se industrializan con éxito, fracasando otros dos (la siderurgia de Málaga y Asturias):
-- Sector textil catalán. Tras la Guerra de Independencia y la pérdida de las colonias americanas, se sustituyó la lana por el algodón y se mecanizó. Aquí si hubo una burguesía emprendedora dispuesta a invertir y se desarrolló la industria catalana. Vendían gracias al proteccionismo, pero acabaron arruinando a las manufacturas textiles de otras zonas de España.  
-- Desarrollo de la siderurgia vizcaína que sustituye a sus antecesoras (Málaga y Asturias). En 1860 se crean los Altos Hornos de Ibarra, gracias a la abundancia de mineral de hierro de buena calidad y facilidad para comprar carbón inglés. Gran desarrollo a partir de 1876.
En el terreno del ferrocarril, hasta 1855, los liberales moderados intentaron crear una red de ferrocarriles solo con capital español. Las primeras líneas se pusieron en circulación: Barcelona-Mataró (1848), Madrid-Aranjuez (1851) y Sama de Langreo-Gijón (1853). El gran impulso llegó con la Ley de Ferrocarriles de 1855, que facilitó un crecimiento de las inversiones en este sector. Se facilitó la inversión extranjera (alemanes y franceses), reduciendo aranceles y concediendo subvenciones, se estableció el sistema radial, partiendo de Madrid y se usó el ancho de vía ibérico, con vías más anchas que las europeas, por el relieve abrupto español. Los resultados fueron espectaculares: entre 1859 y 1875 España pasó de 28 Km. a 6.124 Km.



Sociedad

Unido a todas las anteriores transformaciones económicas y demográficas, se van produciendo también en España una serie de cambios sociales, que suponen el paso de una vieja sociedad estamental a una renovada sociedad clasista, organización de la sociedad por clases sociales propia del régimen liberal burgués y capitalista (sobre todo en la segunda mitad del siglo, pues en la primera pesará más el Antiguo Régimen). La sociedad queda estructurada  en tres grupos sociales divididos según su riqueza y propiedades:
--Oligarquía: es la antigua nobleza terrateniente y la alta burguesía: suponen el 5% de la población. Ambos grupos van uniendo sus intereses. La burguesía compra tierras con la desamortización, y la nobleza invierte en industrias. Además, entre ellos se establecen lazos familiares. Son los propietarios de las tierras, de grandes capitales y de las grandes empresas industriales y comerciales.  
--Clases medias: son un 12% y son los pequeños comerciantes e industriales, propietarios, profesiones liberales y funcionarios.
--Clases bajas, tanto urbanas como rurales, que representan a más del 80% de la población. Entre ellos destacan los campesinos sin tierras, los jornaleros (un 75%), que ven agravadas su situación con la Desamortización, y provocarán grandes revueltas campesinas. También destacan los obreros industriales en Cataluña y País Vasco, que se irán organizando en sindicatos y partidos políticos obreros (PSOE, creado por Pablo Iglesias en 1879, al igual que el sindicato socialista UGT,  en 1888; el sindicato anarquista CNT se crea en 1910).



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