jueves, 17 de enero de 2019

COMENTARIO DE LA PIRÁMIDE DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA EN 2007



Una pirámide de población es una representación gráfica de los efectivos de población, divididos según el sexo y la edad, en un año o momento concreto.A partir de ella pueden analizarse también los sucesos que han tenido repercusiones demográficas (guerras, epidemias, ausencia de natalidad…) en los 100 aos anteriores al momento al que se refiere la pirámide. En este ejemplo, corresponde a la población de España en 2007.
En el eje vertical del gráfico se nos muestran los grupos de edades, divididos en escalones de 5 en 5 años; en el eje horizontal aparece los efectivos de población masculine y femenina (en la izquierda los hombres y en la derecha las mujeres), bien en porcentajes de cada grupo de edad, bien en cifras absolutas  sobre el total de la población española.

Estructura por sexo.

En la pirámide de la población española de 2007 hay un claro predomino del sexo femenino: por encima del medio millón de mujeres más que hombres, con una tasa de masculinidad de 97,7%. No obstante, la superioridad de los efectivos femeninos no se da en toda la pirámide. En los primeros años hay más efectivos masculinos: nacen más varones que mujeres (106 niños por cada 100 niñas),  como se puede observar en la mayor longitud de la barra inferior de la pirámide (grupo de 0 a 4 años) en el lado de los varones. A partir de ahí, los efectivos se van equilibrando debido a la mayor sobremortalidad masculina, igualándose entre los 45 y 50 años. Desde entonces predominan las mujeres, con una clara supremacía de ancianas, que doblan a los hombres a partir de los 80 años, debido a su mayor esperanza de vida: casi 84 años frente a los 78 de los hombres. La mayor esperanza de vida femenina se debe a la sobremortalidad masculina por razones de tipo biológico, laboral y social (estilo de vida más expuesto a los factores de riesgo, como trabajos más peligrosos, guerras, cuidarse menos, etc.).

 
Estructura por edades.

La pirámide de la población española de 2007 presenta una clara forma de bulbo o urna, con una base que se estrecha (indicativa de cohortes cada vez menos numerosas, excepto la de 0-4 años),  y  una cumbre con escalones amplios (que muestran un importante volumen de población adulta). Esto nos permite afirmar que se trata de una población envejecida. La tasa de envejecimiento (el 16,7% de la población tiene 65 o más años) y el índice de envejecimiento (1.16) confirman que estamos ante una estructura demográfica envejecida de la población española.
En el análisis  por grupos de edades,  encontramos una amplia presencia de efectivos en el grupo de población vieja (65 años y más). En este grupo se observa una claro predominio de los efectivos femeninos, debido a su mayor esperanza de vida y,  también,  a que se encuentran en esta franja los hombres fallecidos en la Guerra Civil (los nacidos entre 1910 y 1920, con edades entre 16 y 25 años en 1936) y a que la emigración española al exterior fue mayoritariamente de población masculina. No obstante, hay que considerar que los combatientes de la Guerra Civil están ya desapareciendo de la pirámide: en esos momentos superan los 85 años y la mayoría ya han fallecido.
En este grupo hay un entrante en las edades comprendidas entre los 65 y 69 años (nacidos entre 1937 y 1941), que afecta a los dos sexos: corresponde a los no nacidos durante la Guerra Civil. Este hecho se vio agravado porque los adultos que debían procrear en ese momento también eran escasos (“generación hueca” de los nacidos en menor cantidad durante las guerras de finales del siglo XIX y de la epidemia de gripe de 1918). Se puede observar también como el entrante masculino de esta cohorte se esta “tapando” más que el femenino, debido al fallecimiento de las cohortes masculinas de edades superiores (70 a 74 años).
Esta generación hueca se prolonga en los siguientes escalones (hasta los 50 años), debido a la escasa natalidad en los años de posguerra por la penosa situación que siguió a la Guerra Civil (bloqueo internacional al régimen de Franco, autarquía económica, desabastecimiento, carestía…) y a la emigración exterior en su etapa de mayor intensidad (1960-1973).
El grueso de la población española (69%) se encuentra dentro de la población adulta (entre 15 y 64 años), especialmente en el grupo de adultos viejos (de 45 a 65 años). En este grupo, los aspectos demográficos más significativos serían, primero, el aumento de natalidad debido al llamado baby boom de las décadas sesenta y primeros setenta. Las cohortes nacidas entre 1957-1966 (40-50 años) corresponden con el boom de la natalidad. Este fenómeno estuvo motivado por desarrollo económico de la década de 1960 . Entre 1967 y 1976  (30-40 años), los efectivos demográficos se estabilizan; la extensión del modo de vida urbano obliga a reducir el tamaño de la familia, y además, corresponde procrear ahora a las generaciones menos numerosas nacidas durante la guerra y la posguerra.
El segundo aspecto demográfico a considerar en el grupo de población adulta es el retranqueo de la base de la pirámide. A partir de 1977 (grupo de 25-29 años) la longitud de las barras comienza a reducirse, debido a la disminución de la fecundidad con las importantes transformaciones políticas, sociales y económicas que se producen en la sociedad española a partir de 1975.
El grupo de jóvenes (de 0a 14 años) es muy reducido; sólo contiene el 14,3% de la población española, debido a la continua disminución de la fecundidad antes mencionada. Como hecho demográfico significativo en este grupo,  hay que anotar un ligero incremento de la natalidad en el grupo de 0 a 4 años, debido en buena parte a los aportes de la inmigración y a una ligera reactivación de la natalidad española.



En resumen, la pirámide de la población española de 2007 nos presenta una población envejecida, propio de una sociedad desarrollada. Las causas de este envejecimiento hay que buscarlas en una natalidad muy baja y en una esperanza de vida elevada. La primera es fruto de los cambios de mentalidad (secularización de la sociedad, transformación de las costumbres familiares, promoción de la mujer e incorporación al mundo laboral, disponibilidad de medios anticonceptivos…), la crisis económica y el desarrollo cultural (prolongación de los estudios...) y aumento del nivel de vida de la población española desde mediados de los setenta,  que traen una considerable reducción de la fecundidad, en cifras actualmente de 1,3 hijos por mujer, una de las más reducidas de Europa. El aumento de la esperanza de vida va ligado a los progresos sanitarios y a las mejoras higiénicas y de las condiciones de vida (alimentación descanso…).
El envejecimiento de la población, al aumentar la tasa de dependencia, puede plantear problemas a medio y largo plazo de viabilidad de los actuales sistemas de protección social, especialmente en lo que se refiere a las pensiones, así como en los aspectos sanitarios y asistenciales: un número cada vez más reducido de trabajadores tendrá que soportar los gastos de la población mayor cada vez más abundante. Sin embargo, éste no es tanto un problema demográfico como económico; si hay trabajo, la tasa de dependencia puede disminuir con la llegada de jóvenes inmigrantes.
En el future  es previsible que el envejecimiento se modere levemente durante los próximos diez años,  debido a la inmigración (cuyos efectivos más numerosos se concentran el período de mayor fertilidad (de los 25 a los 35 años), lo que produce un rejuvenecimiento adicional tanto por el aumento de la natalidad como por los reagrupamientos familiars (y a la incorporación al grupo de población vieja de la generación hueca e la guerra civil y la postguerra). Pero, posteriormente, el envejecimiento se reactivará de nuevo con mucha más fuerza debido a llegada a los 65 años de las generaciones más numerosas, las del baby boom.



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