Una pirámide de población es una representación gráfica de los efectivos de población, divididos según el sexo y la edad, en un año o momento concreto.A partir de ella pueden analizarse también los sucesos
que han tenido repercusiones demográficas (guerras, epidemias, ausencia de
natalidad…) en los 100 aos anteriores al momento al que se refiere la pirámide.
En este ejemplo, corresponde a la población de España en 2007.
En el eje vertical
del gráfico se nos muestran los grupos de edades, divididos en escalones de 5 en 5 años; en
el eje horizontal aparece
los efectivos de población masculine y femenina (en la izquierda los hombres y en la derecha
las mujeres), bien en porcentajes de cada grupo
de edad, bien en cifras
absolutas sobre el total de la población española.
Estructura por sexo.
En la pirámide de la población española
de 2007 hay un claro predomino del sexo femenino: por encima del medio millón
de mujeres más que hombres,
con una tasa de masculinidad de
97,7%. No obstante, la superioridad de los efectivos femeninos no se da en toda la pirámide. En los primeros
años hay más efectivos masculinos: nacen más
varones que mujeres
(106 niños por cada
100 niñas), como
se puede observar en la mayor longitud
de la barra inferior de la pirámide (grupo de 0 a 4 años) en el lado
de los varones. A partir
de ahí, los efectivos se van equilibrando debido a la mayor sobremortalidad masculina, igualándose entre los 45 y 50 años. Desde
entonces predominan las mujeres, con una clara
supremacía de ancianas, que doblan a los hombres a partir de los 80 años, debido
a su mayor esperanza de vida: casi
84 años frente
a los 78 de los hombres. La mayor esperanza de vida femenina se debe a la sobremortalidad masculina por razones
de tipo biológico, laboral y social
(estilo de vida más expuesto
a los factores de riesgo, como trabajos más peligrosos,
guerras, cuidarse menos, etc.).
Estructura
por edades.
La pirámide de la población española de 2007 presenta
una clara forma de bulbo o urna, con una base
que se estrecha (indicativa de cohortes cada vez menos numerosas, excepto la de 0-4
años), y una
cumbre con escalones amplios (que
muestran un importante volumen de población adulta). Esto nos permite
afirmar que se trata
de una población envejecida.
La tasa de envejecimiento (el 16,7% de la población tiene 65 o más años)
y el índice de envejecimiento (1.16)
confirman que estamos
ante una estructura demográfica envejecida de la población española.
En el análisis por grupos
de edades, encontramos una amplia presencia de efectivos en el grupo de población
vieja (65 años y más). En este grupo
se observa una
claro predominio de los efectivos femeninos, debido a su
mayor esperanza de vida y, también, a que se encuentran en esta franja
los hombres fallecidos en la Guerra
Civil (los nacidos entre
1910 y 1920, con edades entre
16 y 25 años en 1936)
y a que la emigración española al exterior fue mayoritariamente de población masculina. No obstante, hay que considerar que los combatientes de la Guerra Civil
están ya desapareciendo de la pirámide: en esos momentos superan los 85 años
y la mayoría ya han fallecido.
En este grupo hay un entrante en las edades
comprendidas entre los 65 y 69 años
(nacidos entre 1937 y 1941), que
afecta a los dos sexos:
corresponde a los
“no nacidos” durante la Guerra Civil.
Este hecho se vio agravado porque los adultos que
debían procrear en ese momento
también eran escasos
(“generación hueca” de los nacidos
en menor cantidad durante las guerras
de finales del siglo XIX
y de la epidemia de gripe de 1918).
Se puede observar también
como el entrante
masculino de esta cohorte se esta “tapando” más que el femenino, debido al fallecimiento de las cohortes masculinas de edades superiores (70 a 74 años).
Esta generación hueca
se prolonga en los siguientes escalones (hasta los 50 años),
debido a la escasa natalidad en los años de posguerra por la penosa
situación que siguió
a la Guerra Civil (bloqueo internacional al régimen de Franco,
autarquía económica, desabastecimiento, carestía…) y a la emigración exterior en su etapa de mayor
intensidad (1960-1973).
El grueso
de la población española (69%)
se encuentra dentro
de la población adulta (entre
15 y 64 años), especialmente en el grupo
de adultos viejos (de
45 a 65 años). En este
grupo, los aspectos demográficos más significativos serían, primero, el aumento de natalidad debido
al llamado baby boom de
las décadas sesenta
y primeros setenta.
Las cohortes nacidas
entre 1957-1966
(40-50 años) corresponden con el boom de la natalidad. Este
fenómeno estuvo motivado por desarrollo económico de la década de 1960 . Entre 1967
y 1976 (30-40
años), los efectivos demográficos se estabilizan; la extensión del modo
de vida urbano
obliga a reducir
el tamaño de la familia, y además, corresponde procrear ahora a las generaciones menos numerosas nacidas
durante la guerra
y la posguerra.
El segundo aspecto demográfico a considerar en el grupo
de población adulta
es el retranqueo de la base de la
pirámide. A partir de 1977 (grupo
de 25-29 años)
la longitud de las barras
comienza a reducirse, debido a la disminución
de la fecundidad con las importantes transformaciones políticas, sociales y económicas que se producen en la sociedad
española a partir
de 1975.
El grupo
de jóvenes (de 0a 14 años) es muy reducido;
sólo contiene el 14,3% de la población española, debido a la continua disminución de la fecundidad antes mencionada. Como hecho demográfico significativo en este grupo, hay que anotar un ligero incremento de la natalidad en el grupo
de 0 a 4 años,
debido en buena
parte a los aportes
de la inmigración y a una ligera
reactivación de la natalidad española.
En resumen, la pirámide de
la población española de 2007 nos presenta una población envejecida, propio de
una sociedad desarrollada. Las causas de este envejecimiento hay que buscarlas
en una natalidad muy baja y en una esperanza de vida elevada. La primera es fruto de los cambios
de mentalidad (secularización de la sociedad, transformación de las costumbres familiares, promoción de la mujer e incorporación al mundo laboral,
disponibilidad de medios anticonceptivos…), la crisis económica
y el desarrollo cultural (prolongación de los estudios...) y aumento del nivel de vida de la población española desde mediados
de los setenta, que
traen una considerable reducción de la fecundidad, en cifras actualmente de 1,3 hijos
por mujer, una de las
más reducidas de Europa.
El aumento de la esperanza de vida va ligado a los progresos sanitarios y a las mejoras
higiénicas y de las condiciones de vida (alimentación descanso…).
El envejecimiento de la población, al aumentar la tasa de dependencia, puede plantear
problemas a medio y largo
plazo de viabilidad de los actuales
sistemas de protección social, especialmente en lo que se refiere
a las pensiones, así como
en los aspectos
sanitarios y asistenciales: un número cada
vez más reducido
de trabajadores tendrá que soportar los gastos de la población mayor cada vez más abundante. Sin embargo, éste
no es tanto un problema demográfico como económico; si hay trabajo, la tasa de dependencia puede
disminuir con la llegada
de jóvenes inmigrantes.
En el future es
previsible que el envejecimiento se modere levemente durante los próximos
diez años, debido a la
inmigración (cuyos efectivos más numerosos se concentran el período de mayor fertilidad (de los 25 a los 35
años), lo que produce un rejuvenecimiento adicional tanto por el aumento de la natalidad como por los reagrupamientos familiars (y a la incorporación al grupo de población vieja
de la generación hueca e la guerra
civil y la postguerra). Pero, posteriormente, el envejecimiento se reactivará de nuevo con mucha más fuerza debido
a llegada a los 65 años de las generaciones más numerosas, las del baby boom.
No hay comentarios:
Publicar un comentario