Diario La Vanguardia de 1935.
Si buscamos hoy en un diccionario la palabra estraperlo, encontraremos que significa en la actualidad mercado negro, contrabando, negocio fraudulento, lugar donde se puede encontrar de forma ilegal productos prohibidos o racionados. Se denominó también estraperlo, durante la posguerra española, al comercio ilegal o mercado negro de los artículos intervenidos por el Estado o sujetos a racionamiento, recibiendo el apelativo de estraperlistas los que se dedicaban a tal comercio. Su origen hay que buscarlo en la Segunda República, en el Bienio Conservador o de Derechas (1933-1936), en el que Alejandro Lerroux era presidente del gobierno.
El
nombre de Estraperlo es la unión del nombre de dos hombres de negocios
holandeses judíos: Daniel Strauss y Perle (junto a su mujer Lowann). Ellos
habían ideado una ruleta de 13 números para los casinos, y querían
introducirlo en los países europeos. La bolita pasaba por un número y si el
jugador era rápido de reflejos podía hacer un cálculo mental y adivinar el
número en el que iba a detenerse. Pues bien, Strauss y Perle pensaron en España
(Strauss tenía pasaporte mexicano y hablaba castellano) entraron en contacto en
1934 en Madrid con Aurelio Lerroux, sobrino e hijo adoptivo de don Alejandro,
al que al parecer le dieron dos relojes de oro, uno para su padre y otro para
el ministro de Gobernación, Rafael Salazar Alonso, además de distintos sobornos
y porcentajes de ganancias. El problema era que los juegos de azar
(especialmente la ruleta) estaban prohibidos en España, así como en la mayoría
de países europeos. Sin embargo, en la década de los 30, se popularizaron
numerosos modelos de pseudorruletas, que funcionaban alegremente en los grandes
casinos de todo el continente. No se sabe si los relojes llegaron a su destino, lo cierto
es que unos pocos días después la dichosa maquinita estaba funcionando en los
casinos de San Sebastián y Mallorca (Formentor).
Ruleta trucada y anuncio del juego en el Hotel Formentor de Mallorca.
El
juego fue prohibido por la policía tras demostrarse que era fraudulento (pues
la rueda se controlaba mediante un botón y, por lo tanto, la banca ganaba
siempre que lo deseaba), lo que no impidió que funcionara también en el Hotel
Formentor, donde luego también fue clausurado.
El
«escándalo del estraperlo» salió a la luz pública en octubre de 1935 a
raíz de la denuncia que presentó Daniel Strauss (cabreada) al presidente de la
República Niceto Alcalá-Zamora en la que exigía una indemnización por los
gastos de instalación del juego en los casinos y por los sobornos que decía
haber pagado a políticos del Partido Republicano Radical. Alejandro Lerroux
utilizó la papelera en forma de canasta de baloncesto y no le dio importancia
ante el Presidente de la República. En septiembre de 1935 hubo una crisis de
gobierno y Lerroux renunció a encabezar el gobierno (hay quién afirma que
presionado por Alcalá Zamora). El nuevo Presidente fue Joaquín Chapaprieta, con
Lerroux de ministro. El escándalo fue mayúsculo, se filtró a la prensa y llegó
al Parlamento, donde se formó una comisión parlamentaria. El dictamen de la
misma señaló que habían existido actuaciones «que no se ajustaron a la
austeridad y a la ética que en la gestión de los negocios públicos se suponen».
Las Cortes votaron la culpabilidad de los acusados por la comisión (todos
miembros del Partido Republicano Radical) y Lerroux tuvo que dimitir. Este caso
de corrupción, junto con el que estalló poco después (el denominado escándalo
Nombela), supuso el derrumbe del Partido Radical, lo que puso fin al denominado
Bienio de Derechas; después vendrían las
elecciones del 36 y el triunfo del Frente Popular.
Alejandro Lerroux.
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