viernes, 19 de enero de 2018

TEXTOS SOBRE EL IMPERIALISMO





EL IMPERIALISMO SEGÚN HOBSON.

Necesitamos ineludiblemente mercados para nuestra creciente producción industrial; necesitamos nuevas salidas para invertir nuestros sobrantes de capital y las energías del excedente de nuestra población. Esa expansión es una necesidad vital para una nación con la grande y creciente capacidad de producción que tiene la nuestra... Estos nuevos mercados tienen que estar en países hasta ahora no desarrollados, principalmente en los trópicos, en los que existe una numerosa población con crecientes necesidades que nuestros fabricantes y comerciantes pueden satisfacer (...) La experiencia muestra  que  la  manera  más  segura  de  afianzar  y  desarrollar  dichos  mercados  es  la  creación  de protectorados  o la anexión .
Mucho mayor y más importante es la urgencia que tiene el capital de encontrar en el extranjero negocios  en  los  que  invertir. Además, mientras el  fabricante  y  el  comerciante se  contentan  con comerciar con las naciones extranjeras, el inversor tiene una decidida tendencia a procurar la anexión política de los países en los que radican sus inversiones más beneficiosas. Se ha acumulado un gran volumen de ahorro que no puede invertirse lucrativamente en Inglaterra y tiene que encontrar salida en otros lugares.
Por costosa que sea, y por llena de peligros que esté, la expansión imperial es necesaria para que nuestra nación continúe existiendo y progresando. Si renunciamos a ella, dejaremos la dirección del desarrollo  del  mundo en  manos  de otras  naciones,  que entorpecerán  nuestro  comercio  e incluso pondrá en   peligro  los   suministros   de alimentos   materia primas   que necesitamos para la supervivencia de nuestra población. El imperialismo resulta, por tanto, no una preferencia, sino una necesidad.
J.A. HOBSON: Imperialism 1902.

LA DEMOGRAFÍA COMO CAUSA DEL IMPERIALISMO

Ayer  estuve  en  el  East  End de  Londres  y asistí a  una asamblea  de  parados.  Como  en dicha reunión  escuchaba   discursos   exaltados  que  tenían com nota   predominante: pan,   pan",   y  al reflexionar, cuando volvía a casa sobre lo se había dicho, me convencía a mí mismo, más que nunca, de la importancia del colonialismo.
La idea que sostengo yo representa la solución del problema social: para salvar a los cuarenta millones de habitantes del Reino Unido de una guerra civil funesta, nosotros, los políticos coloniales, debemos tomar posesión de nuevos territorios para colocar a en ellos el excedente de población. El Imperio, lo vengo diciendo desde hace mucho tiempo, es una cuestión de esmago. Si no queréis una guerra civil, debéis convertiros en imperialistas.
Cecil Rhodes: Discurso, 1898.




CAUSAS ECONÓMICAS DEL IMPERIALISMO

Es evidente, en efecto, que un país que deja escapar una gran cantidad de emigrantes no es un país feliz, ni un país rico. Y no es censurar a Francia, ni dirigirle una injuria a Francia, decir que, de todos los países de Europa, es el que tiene el menor mero de emigrantes. Pero no es este el único interés  de  la  colonización.  Las  colonias  son,  para  los  países ricos,  un  lugar  de  emplazamiento  de capitales muy aventajado. (…) Yo digo que Francia, que siempre tuvo abundancia de capital y que lo expor en cantidad considerable extranjero (se pueden contar, de esta manera, en miles de millones las exportaciones hechas por este país que es tan rico) yo digo que Francia tiene interés en considerar este lado de la cuestión colonial.
Pero,  señores,  hay  otro  lado  más  importante  de  la  cuestión,  que  domina  totalmente  lo que acabo de exponer. La cuestión colonial es para los países consagrados por la naturaleza misma de su industria a una gran exportación, como la nuestra, la cuestión misma de los mercados. Desde  este  punto  de  vista,  lo  repito,  la  fundación  de  una  colonia  es  la  creación  de  un mercado... En el tiempo en que estamos, y con la crisis que atraviesan todas las industrias europeas, la fundación de una colonia es la creación de una salida.
Jules Ferry, Discurso en la Cámara de Diputados, 1885.

CAUSAS ECONÓMICAS DEL IMPERIALISMO

Sólo en Cuba hay 15 millones de acres de bosque no tocados por el hacha, minas de hierro inagotables, depósitos de manganeso de valor incalculable (…) Las riquezas de Filipinas apenas han sido explotadas con métodos modernos. Y producen lo que nosotros consumimos, y consumen lo que nosotros producimos (…) Venden cáñamo, azúcar, cocos, frutas tropicales, maderas preciosas como la caoba; compran harina, ropa, herramientas, instrumentos, maquinaria y todo lo que podamos cultivar y fabricar (…)
Si alguien les cuenta que el comercio depende de los precios de los productos y no del control del  poder, pregúntenle  por qué Inglaterra no abandona  Sudáfrica, Egipto o la India () Hawai nos proporciona una base naval en el centro del Pacífico (…); Manila otra, a las puertas de Asia (…) Dentro de cincuenta años la mayor parte del comercio  asiático senuestro.       
            Discurso del senador estadounidense Beveridge en 1898.



 CAUSAS IDEOLÓGICAS DEL IMPERIALISMO

Señores, hay que hablar más alto y proclamar la verdad. Hay que decir abiertamente que las razas superiores tienen un derecho ante las razas inferiores; y hay un derecho para las razas superiores porque hay un deber para ellas, que es el de civilizar a  las razas inferiores. ¿Hay alguien que pueda negar que exista más justicia, más orden natural y moral, más igualdad, más virtudes sociales en África del norte desde que Francia la conquistó?
¿Cuándo fuimos a Argelia para destruir la piratería y asegurar la libertad de comercio en el Mediterráneo nos comportamos acaso como corsarios, conquistadores o devastadores?
          Jules Ferry, Discurso en la Cámara de Diputados, 1885.

LA DURA CARGA DEL HOMBRE BLANCO

Asumid la dura carga del hombre blanco,
enviad a los mejores de vuestros muchachos,
dirigid vuestros hijos al exilio
Para que ellos sean los servidores de sus cautivos
Para que ellos velen, pesadamente ataviados,
Sobre pueblos agitados y salvajes,
Pueblos apenas domados, intranquilos,
Mitad demonios, mitad niños.
Llevad la carga del hombre blanco
Con paciencia para sufrir
Para ocultar la amenaza del terror
Y poner a prueba el orgullo que se ostenta;
Por medio de un discurso abierto y franco (...)
Llevad la carga del hombre blanco
Las salvajes guerras por la paz
Llevad la boca del hombre,
Y ordenad el cese de la enfermedad;
Y cuando vuestro objetivo esté más cerca (...)
Contemplad a la pereza e ignorancia salvaje (...)
Rudyard Kipling.  La carga del hombre blanco, 1899.



 LOS SOCIALISTAS CONDENAN EL IMPERIALISMO

El  Congreso  es  del  parecer  de  que  la  política  colonial  por  su  esencia  misma, conduce necesariamente  a  la  servidumbre,  al  trabajo  forzado  de  las poblaciones indígenas  en  el  dominio colonial... Sólo la sociedad socialista podrá ofrecer a todos los pueblos la posibilidad de desarrollar plenamente su civilización...
El  Congreso  condena  esta  política  de  robo  y  conquista,  y  constata  que  la política colonial acrecienta el peligro de complicaciones Internacionales y de guerra entre los pueblos colonizadores".
Resolución de la II Internacional en el Congreso de Stuttgart, 1907.

ANTIIMPERIALISMO

"¡Razas  superiores!,  ¡Razas  inferiores!.  Es  cil  decirlo.  Por  mí  parte,  yo  me  aparto  de  tal opinión,  especialmente  después  de  haber  visto  a  sabios  alemanes  demostrar  científicamente  que  la francesa es una raza inferior a la alemana. No, no existe el derecho de las llamadas naciones superiores sobre las naciones llamadas inferiores. La conquista que Ud. [J. Ferry] preconiza es el abuso, liso y llano, de la fuerza que da la civilización científica sobre las civilizaciones primitivas, para apropiarse del hombre, torturarlo y exprimirle toda la fuerza que tiene, en beneficio de un pretendido civilizador."
G. Clemenceau. Discurso en la Cámara. Francia, julio de 1885.

No hay más que dos actitudes posibles, dos políticas a seguir: la intervención o la abstención. Sé bien que el gobierno ha inventado una tercera (...) ¿Es la paz? No, puesto que se envían tropas. ¿Es la guerra? No, puesto que no se combatirá. Es un término medio que no tiene las ventajas de ninguna de las  dos políticas, pero que tiene los inconvenientes de ambas (...).
Europa desea reservar su libertad de acción y rehúsa comprometer su responsabilidad como mandataria o como mandante. Si otros reservan así su libertad, quizás sería bueno que Francia, que es una potencia continental y no insular, reservara igualmente la suya. Esto no es la política del miedo, es la de la prudencia y la de la sagacidad.
Está, pues, establecido, que Vd. quiere lanzarse, no a una expedición militar, sino a una semiexpedición para la protección del canal, el cual no está amenazado, y que, sin dar suficientes razones, separa la cuestión de la protección del canal de la cuestión egipcia. Ahora, si se pudiera establecer esta distinción, yo diría que la defensa del canal está en El cairo, y es por esto por lo que Inglaterra marcha sobre El Cairo.
(...) Turquía va, en efecto, a Egipto, pero ¿Qué va a hacer allí? Eso es lo que no sabéis! Se nos dice que es para restablecer el orden, pero ¿Qué orden? Allí está el orden egipcio, el orden de Inglaterra el orden de Turquía y el orden europeo. Pedirnos en estas condiciones que nos comprometamos es una política inadmisible; nos crearía un enorme peligro (...). En verdad, se diría que hay en alguna parte-yo no sé donde-una mano que se aplica a preparar una explosión en Europa.
Clemenceau, Discurso en la Cámara de Diputados, 29 de julio de 1882.




LA CONFERENCIA DE BERLIN DE 1885

En nombre de Dios todopoderoso.
Su majestad el Rey de España; S.M. el Emperador de Alemania, Rey de Prusia; S.M. el Emperador de  Austria, Rey de Bohemia, etc. (...)
Deseando establecer en un espíritu de entendimiento mutuo, las condiciones más favorables al desarrollo del comercio y de la civilización en determinadas regiones de África, y asegurar a todos los pueblos las ventajas de la libre navegación por los principales ríos africanos que desembocan en el Océano Atlántico; deseosos, por otra parte, de prevenir los malentendidos y las disputas que pudieran suscitar en el futuro las nuevas tomas de posesión efectuadas en las costas de África y preocupados, al mismo tiempo por los medios de aumentar el bienestar moral y material de las poblaciones ingenas, han resuelto (...):
Declaración relativa a la libertad de comercio en la cuenca del Congo, sus desembocaduras y países circunvecinos, con disposiciones relativas a la protección de los indígenas, de los misioneros y de los viajeros, y a la libertad religiosa.
Declaración referente a la trata de esclavos y las operaciones que por tierra o por mar proporcionan esclavos para la trata.
Declaración relativa a la neutralidad de los territorios comprendidos en la cuenca convencional del Congo.
Acta de navegación del Congo.
Acta de navegación del ger.
Declaración que establece en las relaciones internacionales reglas uniformes respecto a las ocupaciones que en adelante puedan verificarse en las costas del continente africano.
Artículo 34. Toda potencia que en lo sucesivo tome posesión de un territorio situado en la costa del continente africano, pero fuera de sus posesiones actuales, o que no poseyendo ninguno hasta entonces, llegase a adquirirlo, así como toda potencia que se haga cargo en aquélla de un protectorado, acompañará el Acta respectiva de una notificación dirigida a las restantes potencias firmantes de la presente Acta, con objeto de ponerlas en condiciones de hace valer sus reclamaciones, si hubiese lugar a ellas.
Artículo 35. Las potencias firmantes de la presente Acta reconocen la obligación de asegurar, en los territorios ocupados por ellas en la costa del continente africano, la existencia de una autoridad suficiente para hacer respetar los derechos adquiridos y, llegado el caso, la libertad de comercio y de tránsito en las condiciones en que fuese estipulada.
Artículo 36. Las potencias firmantes de este Acta general se reservan introducir en ella, en lo sucesivo, y de común acuerdo, las modificaciones y mejoras cuya utilidad haga conocer la experiencia.”
Conferencia de Bern. Acta General. Febrero de 1885.





COROLARIO ROOSEVEL: LA POLÍTICA DEL GRAN GARROTE
Es falso decir que los Estados Unidos sienten una necesidad de tierras o alimentan proyectos con respecto a las otras naciones del hemisferio occidental (...).
Todo lo que nuestro país desea es ver a sus vecinos estables en el orden y la prosperidad (...). Si una nación muestra que sabe actuar con eficacia y con razón en asuntos sociales y políticos, si mantiene el orden y satisface sus obligaciones, no ha de temer una intervención de los Estados Unidos. Males crónicos o una incapacidad que acarree una relajación general, que resulta en el deterioro general de los lazos de una sociedad civilizada, puede en América, como en otras partes, requerir finalmente la intervención de alguna nación civilizada, y en el hemisferio occidental, la adhesión de Estados Unidos a la doctrina Monroe puede forzarlo (...) al ejercicio del poder de policía internacional en casos flagrantes de mal crónico o impotencia. Así, hemos actuado en Cuba, Venezuela y Panamá, y nos hemos esforzado por limitar la guerra en Extremo Oriente y asegurado la puerta abierta en China, actuando en interés nuestro y de la humanidad entera (...).
Theodore Roosevelt. Discurso anual de navidad al Congreso. Diciembre de 1904.




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